Soy Edmundo, el cronista oficial de Interioristas y os quiero relatar el viaje a Yecla de Gusti (así es como le gusta que la llamen a Agustina) y Ramón.
Venir a Yecla es como renovar los votos
Estos son unos viejos conocidos para mí. Ya han venido a Yecla en varias ocasiones. Aquí compraron sus “muebles de casar” con ayuda de sus padres. Venir a Yecla era todo un acontecimiento en aquella época, todo el mundo venía aquí por los muebles, era casi un ritual. Gusti lo recuerda de una manera muy especial. Días antes estaba nerviosa porque antes no se viajaba tanto y tener que venir con su novio y sus padres era ya señal de que la boda estaba cerca. A Ramón le sale una amplia sonrisa al recordarlo. Por eso “venir a Yecla es casi casi renovar los votos”, dice Ramón mientras le planta un beso a Gusti, que se seca la lágrima. Han pasado los años pero están hechos unos chavales.
Pasar el día fuera y de paso, modernizar la casa
Para Gusti y Ramón, cualquier excusa es buena para salir de casa. Ya casi jubilados, los dos reparten su tiempo entre viajes, juntarse con los amigos y por supuesto, sus nietos a los que quieren con locura. Llevan una vida tranquila. Viven en un pueblecito pero viajan mucho a la ciudad ya que, allí viven su hijo y sus nietos. Además, ya tienen planeado el próximo viaje para este verano, ir de crucero por el Mediterráneo. Gusti no está muy convencida porque le da miedo el agua pero Ramón sabe camelársela y tiene ilusión por montar en un barco.
A Yecla vienen porque pese a que los muebles están en buen estado, les apetece renovarlos y ponerse algo más moderno. Su hijo se lo ha dicho varias veces “Mamá tenéis que modernizaros un poco, como mínimo renovarlos el colchón”. Y Gusti lo sabe, ya no se llevan camas tan altas y además, estos muebles de casar los puede llevar al campo. Quizá aproveche y le den una mano de pintura también al salón. Le preguntarán al interiorista.
La interiorista de cabecera
Y es que ellos vienen a tiro hecho, a la misma tienda desde hace años. ¡Sigue existiendo! Se puede decir que tienen a una interiorista de cabecera. Ha estado en su casa en varias veces, conoce sus gustos y les resulta muy fácil hablar con ella, además conoce ya todas las bromas de Ramón y sabe darle respuestas que hacen reír a Gusti. Existe entre ellos una relación de confianza y amistad entrañable. Así da gusto porque todo es más rápido, Ramón y Gusti vienen a hacer más cosas.
De cata por Yecla
Normalmente pasan media mañana en la tienda. Ramón en seguida se cansa y ya se toma confianzas y se tumba en algún sofá hasta que Gusti se despacha. Ramón viene con idea de comprar algunas cajas de vino y les han informado de que pueden aprovechar para hacer una cata. Así podrán conocer las variedades de la nueva cosecha. Siempre se lleva el mismo tinto pero quizá le sorprendan y descubra algo nuevo.
Los Gazpachos de siempre que no falten
Se hace la hora de comer y pese a que han picado algo en la cata, a los dos les gusta venir y comer de cuchara. Yecla es muy conocida por sus platos contundentes y su buena cocina. A ambos les gusta guisar y saben apreciar la buena gastronomía. Ya saben donde degustarán su plato de gazpachos, siempre van allí. Hay algo en la visita a Yecla y es que se sienten como en familia, por eso siempre vuelven.
Los Libricos para los nietos
Antes de montar en el coche, a Gusti siempre le gusta parar a comprar unos Libricos. Si sus nietos se enteran que han estado en Yecla y no han comprado Libricos de chocolate no se lo perdonan. Ella siempre compra también de miel, ya que ella prefiere los auténticos, los de siempre.
Ese detalle especial en cada visita
Se marchan de Yecla y antes de irse pasan por la tienda a despedirse de su amiga. En cada visita, Gusti nunca olvida traer un detalle a su interiorista de confianza. Unas veces son pastas típicas que ella misma elabora, otras veces es una caja de manzanas que Ramón trae de su huerto.
En esta visita han dejado claro el dormitorio que quieren, ahora solo elegir el acabado. Van a recibir una muestra para combinar con un antiguo aparador que quieren conservar y siempre es mejor verlo en directo.
La próxima vez que vengan, Ramón ya tiene pensada una sorpresa para Gusti, reservará una noche de hotel y aprovecharán para subir al Castillo y ver a la Virgen. Gusti es muy de la Inmaculada Concepción. Además, Yecla les recuerda a sus años mozos y seguro que a Gusti le encantará.
Y así fue la experiencia de Gusti y Ramón en la Ciudad de los Interioristas. Si quieres venir a Yecla descubre las Rutas del Mueble y elige cuál quieres hacer hoy.