Descubre los Misterios y Leyendas de Yecla en Halloween

Yecla es conocido por su belleza natural, su rica historia y sus tradiciones únicas. Pero en esta época del año, cuando las hojas caen y las noches se vuelven más largas, la ciudad toma un giro misterioso y se llena de historias y leyendas que te dejarán con la piel de gallina. En este artículo de blog, te invitamos a sumergirte en los misterios y las leyendas de Yecla para celebrar Halloween de una manera especial.

La leyenda de la Capilla Maldita o Historia de un Condenado

La leyenda tiene lugar en la Iglesia de San Francisco, en una capilla que, en la época de la historia, estaba dedicada a San Juan Bautista y más tarde se consagró a San José de Calasanz. En aquellos tiempos, la iglesia era parte de un convento franciscano.

La historia cuenta que alrededor del año 1606, o principios de ese siglo, se construyó una capilla dedicada a San Juan Bautista. Mientras se construía, murió un hombre adinerado que era creyente pero no practicaba ni mucho ni bien el dogma cristiano. A pesar de esto, tenía derecho de ser sepultado en esa capilla y fue enterrado allí.

A la mañana siguiente, o quizás unos días después (dependiendo de las diferentes versiones), mientras era de noche, un fraile que se encontraba rezando en el coro empezó a escuchar un extraño ruido. Al acercarse, percibió lo que parecía un alboroto, como si varios perros estuvieran ladrando con furia. El fraile, asustado, abandonó rápidamente el lugar para informar al Padre del convento, ya que la iglesia estaba cerrada al público a esas horas. En algunas versiones, un grupo de frailes se dirigió a investigar el suceso, mientras que en otras, solo el fraile y el guardián se aventuraron a indagar. Lo que encontraron fue que el ruido procedía de la tumba de ese adinerado señor y, para su horror, descubrieron que su cadáver estaba siendo desgarrado por lo que parecían ser perros. La decisión fue clara: sellar la tumba y nunca volver a abrirla.

Esta leyenda se solía contar a los niños, acompañada de la moraleja de que aquellos que se portan mal y son sepultados en terreno sagrado sufrirán fatales consecuencias.

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La leyenda de Diente Negro, el Penitente

Esta antigua leyenda se sitúa en las inmediaciones de la Iglesia del Niño, en la calle Juan Ortuño.

Según la leyenda que se remonta al siglo XVIII, había un demonio con pies de ave, vestido con ropas franciscanas, y respondía al nombre de «Diente Negro». Este demonio, según la narración popular, recorría el Altiplano en busca de aquellos que no creían en la fe.

Una noche, un labrador llamado “Martín” salió de la casa de Don Gabriel Ortuño con sus mulas para darles de beber en un manantial tras una larga jornada de trabajo. Mientras se dirigía al manantial, de repente se le apareció un hombre vestido de franciscano, quien le preguntó por la ubicación de la Finca de la Magdalena, donde había una comunidad franciscana. El labrador le indicó la dirección correcta. Sin embargo, al agacharse para atarse las alpargatas, notó que los pies del individuo tenían forma de ave, lo que lo llenó de pavor. Inmediatamente, huyó de regreso a su casa en Yecla con las mulas, mientras el demonio lo perseguía incansablemente para alcanzarlo. Por suerte, Martín logró llegar a su casa antes de que el demonio lo atrapara, cerrando el postigo de su casa. Cuando el demonio tocó el postigo se quemó la mano. Desde el otro lado, el demonio exclamó al labrador: «¡Anda, si no es por las reliquias que te puso tu madre, no te habrías librado de mí!». De esta manera, la madre de Martín había colocado previamente reliquias en su ropa para protegerlo.

Tras esta experiencia, Martín ingresó en la Orden Descalza de San Francisco, llegando a ser sacerdote y un famoso orador conocido como Fray Martín de la Mota en algunas versiones, o posiblemente como fray Pedro Ortega. Predicó en esta Villa durante varias cuaresmas, dejando un impacto significativo en la comunidad. Tras llevar una vida ejemplar y obedecer estrictamente los principios de su orden, Martín falleció y fue enterrado en el convento de Villena, en la más santa reputación.

Esta leyenda se relataba a los niños para recordarles que nunca se quitasen las reliquias de sus ropas para poder evitar los ataques de Diente Negro y para que se portaran siempre bien.

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La Cueva del Tesoro

Hay una rima que se refiere a la conocida Cueva del Tesoro situada en el Monte Arabí: «Yecla, Yeclín mucho dinero se encierra en ti pero mas se encierra en la Cueva del Arabí».

La leyenda cuenta que durante la época de los árabes en la Península Ibérica, dentro del término municipal de Yecla, los árabes se establecieron en el Monte Arabí, donde construyeron una fortificación defensiva en el Arabilejo que estaba conectada a esta cueva. Sin embargo, tras la Reconquista, la fortificación quedó abandonada, dejando tras de sí una gran cantidad de tesoros.

Según la leyenda, quienes se aventuraban a adentrarse en la cueva en busca de estos tesoros salían presa del pánico, aterrados por lo que escuchaban en su interior: lamentos, susurros y el aterrador canto de aves que parecían habitar las profundidades de la cueva. Esto llevó a la creencia de que la cueva estaba maldita.

Se dice que los árabes dejaron dos estatuas de guardianes en la entrada de la cueva, como si estuvieran esperando el momento de regresar algún día, ellos o sus descendientes, para recuperar el tesoro que habían dejado atrás.

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